Resulta cuanto menos paradójico leer este artículo de Mary Kaldor publicado en 2003, ahora, en 2011, y después de ver como se materializaban algunas de las premisas (en la Primavera Árabe o las manifestaciones de Indignados por toda Europa) que esta investigadora proponía evitar con una buena política progresista.
En este texto, la autora parte de la idea de que cada vez es más generalizada la violencia contra civiles en el panorama internacional, en lo que ha dado en llamar terrorismo global, y argumenta que esto se tendría que enfrentar apelando a los derechos humanos a través de políticas progresistas.
Para Mary Kaldor este nuevo terrorismo global es completamente distinto al terrorismo clásico europeo del IRA o ETA, y señala que la gran particularidad de los nuevos grupos violentos es que combaten la globalización con instrumentos que esta proporciona.
Ahora, hay que tener en cuenta que con la experiencia que tenemos este último año, podemos decir, que estos mismos cambios estructurales que han provocado la proliferación de grupos religiosos y nacionalistas, también han hecho surgir la reivindicación de la democracia en países árabes en su búsqueda de la seguridad y que, al contrario que las organizaciones terroristas islámicas que apelan al conocimiento sagrado, se basan en la confianza en la razón.
Para Kaldor, esta inseguridad, en parte, se genera cuando las decisiones de nuestra vida cotidiana se toman cada vez más lejos a causa de la globalización. Aquí la autora señala que los jóvenes que se suicidaron el 11-S eran inmigrantes que perdieron sus raíces al ser educados en occidente y no sentirse integrados.
A este respecto, el sociólogo suizo, Jean Ziegler, en su libro “El odio a Occidente” señala que la desigualdad entre culturas, la injusticia, la guerra y el hambre en el hemisferio sur provocada por el sistema capitalista, y la arrogancia occidental es la causa fundamental del surgir de las organizaciones extremistas, y no la inseguridad.
Mary Kaldor introduce entonces, a Al-Qaeda como una organización globalizada y en red, más avanzada que otros grupos violentos religiosos o nacionalistas y la compara con la forma de organizarse de ONG internacionales.
Dice Kaldor que a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, la organización sigue creciendo, y esto es debido a la capacidad de reclutar jóvenes para la causa que permite la multiplicación de células.
Aquí, yo más bien diría lo contrario, no a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, sino por culpa de ellos. El magistrado Javier Gómez Bermúdez, el que juzgó el 11-M, en una entrevista con el periodista Carlos Bayo afirmaba que la amenaza del terrorismo islamista está aumentando como consecuencia de los errores cometidos en la supuesta "guerra contra el terror", que no ha hecho más que reforzar el fenómeno mundial yihadista, incluso, mientras se debilita la propia Al Qaeda.
No se puede hablar de ‘guerra' contra el terrorismo, como hace Bush, porque sólo les hacemos el juego a los propios yihadistas, explica el juez Gómez Bermúdez.
A pesar de que sus objetivos políticos son contradictorios, estos grupos van a proliferar, no solo por la creciente inseguridad como señala Kaldor, sino también, y en mi opinión, como consecuencia de la propia globalización, ya que como señala Rosenau, la reubicación de la autoridad y de la identidad oscila entre los extremos de la fragmentación y la integración que están dando lugar a la aparición de nuevas esferas de autoridad y transformando las viejas esferas.
Para hacer frente a esta situación, Kaldor propone, a los que ella llama “globalizadores progresistas”, crear una estrategia que se base en la ley y la ética, un programa global de política progresista para proteger a los civiles y capturar a los criminales, y lo más importante, que la lucha contra la violencia sea tratada como un asunto de defensa de la legitimidad, y no como una guerra, aunque se utilicen medidas militares.
Si este texto hubiera sido escrito este año, hablaría de la primavera árabe y las manifestaciones de Indignados por Europa, ejemplos, ambos, de movimientos populares alternativos y de estrategias progresistas.
Muchos han dejado de creer en los Estados y sus relaciones internacionales y/o diplomacia, en lo que sí creen es en las personas que se interrelacionan a través de Internet sin necesidad de intermediarios, y así podríamos recuperar la idea de Jean-Jacques Rousseau de que "El hombre es naturalmente bueno, es la sociedad lo que lo corrompe”.
Pero, está empezando a surgir una sociedad civil que lucha contra la violencia por medio de la paz y a la que ya no podemos tachar de inútil porque ha quedado claro que se ha conseguido más con movimientos pacíficos en Túnez, Egipto e incluso algo en Marruecos, que en 60 de años de conflicto armado árabe-israelí.
Hoy por hoy, el individuo es un actor cada vez más presente y más protagonista de las relaciones internacionales, por lo que puede ser que algún día logre tener una subjetividad jurídico-internacional plena, y no limitada como hasta ahora, en lo que se ha dado en llamar proceso de humanización del derecho internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario