10 de noviembre de 2011

POWER AND WEAKNESS by Robert Kagan


En este texto Robert Kagan pretende romper con la afirmación generalizada, y en su opinión falsa, de que Estados Unidos y Europa comparten la misma visión del mundo y actúan en el ámbito internacional de igual manera. Pero, aún va más allá, y nos explica la diferencia de procedimientos de ambos actores internacionales, por qué sus políticas son distintas, y cual es la importancia de esto.
Kagan argumenta que la actual política pacífica de Europa es nueva ya que históricamente Europa ha dominado el mundo de forma muy diferente hasta la primera guerra mundial. Los americanos son también hijos de la Ilustración y en el siglo XVIII y principios del XIX eran muy parecidos a los europeos de ahora cuando se trataba de negociar con los imperios europeos de entonces, aunque utilizaran el poder frente a la gente más débil de Norteamérica.
Actualmente, la ecuación de poder se ha invertido, Estados Unidos es más poderoso que Europa y se comporta como una gran nación. Cuando Europa era más fuerte creían en la lucha y la gloria, ahora ven el mundo a través de los ojos del poder más débil.
Estos diferentes puntos de vista, debilidad frente a fuerza, crean diferencias de juicio, de percepción de amenaza y diferente calculo del interés.
Pero esto es solo una parte de la respuesta, también se ha abierto un hueco ideológico ya que Europa es la única que tiene una experiencia histórica y ha desarrollado una serie de ideas y principios de moralidad del poder diferentes de los principios americanos que no han tenido esta experiencia.
Kagan explica que el actual problema transatlántico es una cuestión de poder y no de “Bush”. Según él, la Europa débil no quiere usar la fuerza y Estados Unidos es propenso a ella. Los Europeos tienen interés en crear un mundo donde el uso de la fuerza no importe y donde predominen las leyes e instituciones internacionales, es decir, en opinión de Kagan, tienen interés en erradicar un mundo Hobbesiano y esto es lo que quieren los poderes débiles porque temen ser victimas de los poderes fuertes en un mundo anárquico.

Kagan olvida que Europa ha sido escenario de guerras desde hace 2000 años y Estados Unidos casi no conoce los efectos de una guerra moderna. Por tanto, en mi opinión no sería justificable afirmar que “los americanos viven en un mundo más peligroso en el que la acción militar está justificada”, como dice Kagan, porque precisamente por ser conscientes de lo peligroso que es el mundo los europeos han adoptado esta nueva política internacional.
También insiste en la idea de que Europa es tolerante porque es débil y pone el ejemplo del enfrentamiento entre un oso y un hombre, si el hombre tiene más posibilidades de acabar con el oso actúa, si no va a conseguirlo no hace nada. Yo no comparto en absoluto esta opinión, al contrario, creo que es mucho más fácil tapar con el problema que intentar solucionarlo. No creo que Europa sea tolerante por que es débil, sino porque ha aprendido de su historia y ha adquirido valores. Esta idea, es comparable, a la idea de la pena de muerte. Europa cree en la reinserción y los centros penitenciarios están dirigidos a ella, no se queda en la superficie sino que profundiza en los problemas para intentar que no vuelva a pasar. Sin embargo, Estados Unidos cree en el castigo y tiene una visión simple de la realidad.
En definitiva, en mi opinión Kagan tiene razón en que Europa es débil militarmente y que, por consiguiente esto le hace débil en el panorama internacional donde actúan fuerzas descontroladas. Pero Kagan no tiene en cuenta que un mundo globalizado como el actual es mucho más complejo y que no todo depende de la hegemonía militar. Europa es la primera potencia económica y mundial del mundo y es cuestión de tiempo que unifique su política de defensa. Sin embargo, Estados Unidos, a pesar de la desproporción tecnológica existente entre el poder militar americano y el europeo, está en declive porque no ha atendido como debía, -si su objetivo es el mismo que el de Europa como afirma Kagan de crear una sociedad pacífica y con valores,- temas sociales y raciales, y además se enfrenta a un déficit público sin precedentes en la historia de la humanidad. Los americanos ya han llegado al límite de su poder, (el ejemplo más gráfico es que están apunto de sobrepasar su techo de gasto) y solo les queda caer. Su idioma, el inglés, está en declive, y el uso del español crece cada vez más en su territorio, incluso, su estilo de vida está en declive y por ende también su política exterior.
En mi opinión, está claro que la creación de un mundo en paz pasa por someterse a una ley internacional y a unos organismos internacionales que aseguren la igualdad entre las potencias y la multipolaridad. El terrorismo internacional pone de manifiesto, que al contrario de lo que opina Kagan, la capacidad militar unilateral ya no es una garantía de poder internacional frente a los demás, no es suficiente para la estabilidad y la seguridad, y es necesario un orden universal para asegurar la convivencia y solucionar los conflictos.
Creo que el camino que ha tomado Europa en política exterior es el resultado de la experiencia y de un conjunto de valores que definen la identidad europea.

TERRORISMO GLOBAL de Mary Kaldor.

Resulta cuanto menos paradójico leer este artículo de Mary Kaldor publicado en 2003, ahora, en 2011, y después de ver como se materializaban algunas de las premisas (en la Primavera Árabe o las manifestaciones de Indignados por toda Europa) que esta investigadora proponía evitar con una buena política progresista.
En este texto, la autora parte de la idea de que cada vez es más generalizada la violencia contra civiles en el panorama internacional, en lo que ha dado en llamar terrorismo global, y argumenta que esto se tendría que enfrentar apelando a los derechos humanos a través de políticas progresistas.
Para Mary Kaldor este nuevo terrorismo global es completamente distinto al terrorismo clásico europeo del IRA o ETA, y señala que la gran particularidad de los nuevos grupos violentos es que combaten la globalización con instrumentos que esta proporciona.
Ahora, hay que tener en cuenta que con la experiencia que tenemos este último año, podemos decir, que estos mismos cambios estructurales que han provocado la proliferación de grupos religiosos y nacionalistas, también han hecho surgir la reivindicación de la democracia en países árabes en su búsqueda de la seguridad y que, al contrario que las organizaciones terroristas islámicas que apelan al conocimiento sagrado, se basan en la confianza en la razón.
Para Kaldor, esta inseguridad, en parte, se genera cuando las decisiones de nuestra vida cotidiana se toman cada vez más lejos a causa de la globalización. Aquí la autora señala que los jóvenes que se suicidaron el 11-S eran inmigrantes que perdieron sus raíces al ser educados en occidente y no sentirse integrados.
A este respecto, el sociólogo suizo, Jean Ziegler, en su libro “El odio a Occidente” señala que la desigualdad entre culturas, la injusticia, la guerra y el hambre en el hemisferio sur provocada por el sistema capitalista, y la arrogancia occidental es la causa fundamental del surgir de las organizaciones extremistas, y no la inseguridad.
Mary Kaldor introduce entonces, a Al-Qaeda como una organización globalizada y en red, más avanzada que otros grupos violentos religiosos o nacionalistas y la compara con la forma de organizarse de ONG internacionales.
Dice Kaldor que a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, la organización sigue creciendo, y esto es debido a la capacidad de reclutar jóvenes para la causa que permite la multiplicación de células.
Aquí, yo más bien diría lo contrario, no a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, sino por culpa de ellos. El magistrado Javier Gómez Bermúdez, el que juzgó el 11-M, en una entrevista con el periodista Carlos Bayo afirmaba que la amenaza del terrorismo islamista está aumentando como consecuencia de los errores cometidos en la supuesta "guerra contra el terror", que no ha hecho más que reforzar el fenómeno mundial yihadista, incluso, mientras se debilita la propia Al Qaeda.

No se puede hablar de ‘guerra' contra el terrorismo, como hace Bush, porque sólo les hacemos el juego a los propios yihadistas, explica el juez Gómez Bermúdez.
A pesar de que sus objetivos políticos son contradictorios, estos grupos van a proliferar, no solo por la creciente inseguridad como señala Kaldor, sino también, y en mi opinión, como consecuencia de la propia globalización, ya que como señala Rosenau, la reubicación de la autoridad y de la identidad oscila entre los extremos de la fragmentación y la integración que están dando lugar a la aparición de nuevas esferas de autoridad y transformando las viejas esferas.
Para hacer frente a esta situación, Kaldor propone, a los que ella llama “globalizadores progresistas”, crear una estrategia que se base en la ley y la ética, un programa global de política progresista para proteger a los civiles y capturar a los criminales, y lo más importante, que la lucha contra la violencia sea tratada como un asunto de defensa de la legitimidad, y no como una guerra, aunque se utilicen medidas militares.
Si este texto hubiera sido escrito este año, hablaría de la primavera árabe y las manifestaciones de Indignados por Europa, ejemplos, ambos, de movimientos populares alternativos y de estrategias progresistas.
Muchos han dejado de creer en los Estados y sus relaciones internacionales y/o diplomacia, en lo que sí creen es en las personas que se interrelacionan a través de Internet sin necesidad de intermediarios, y así podríamos recuperar la idea de Jean-Jacques Rousseau de que "El hombre es naturalmente bueno, es la sociedad lo que lo corrompe”.
Pero, está empezando a surgir una sociedad civil que lucha contra la violencia por medio de la paz y a la que ya no podemos tachar de inútil porque ha quedado claro que se ha conseguido más con movimientos pacíficos en Túnez, Egipto e incluso algo en Marruecos, que en 60 de años de conflicto armado árabe-israelí.
Hoy por hoy, el individuo es un actor cada vez más presente y más protagonista de las relaciones internacionales, por lo que puede ser que algún día logre tener una subjetividad jurídico-internacional plena, y no limitada como hasta ahora, en lo que se ha dado en llamar proceso de humanización del derecho internacional.